Si al festín de los dioses llegas tarde,
ya del néctar celeste
que rebosó en las ánforas divinas
sólo, alma triste, encontrarás las heces.
Mas aun así de su amargor dulcísimo
conservarás tan íntimos recuerdos,
que bastarán a consolar tus penas
de la vida en el áspero desierto.
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