Cerrado capullo de pálidas tintas,
modesta hermosura de frente graciosa,
¿por quién has perdido la paz de tu alma?,
¿a quién regalaste la miel de tu boca?
A quien te detesta quizá, y le causa
enojo tus labios de cándido aroma,
porque busca la rosa encendida
que abre al sol de la tarde sus hojas.
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